domingo, 24 de octubre de 2010

No es miedo, es precaución

Resulta que, no me gustan las montañas rusas, ni las casas del terror. Es más, me dan miedo. Una vez, en Six Flags, estando ya en el carrito de la montaña rusa, me bajé. Hecha un manojo de nervios, le dije al encargado que mejor me bajaba, el tipo me vio y me dijo: "Sí, mejor bájate. " Y las casas del terror, no, definitivamente no. Es claustrofobia combinada con el miedo a lo desconocido. O a lo conocido, sé que me van a asustar, pero no sé cuándo ni cómo. No, eso no es lo mío. Sí, soy una miedosa.

Claro que no me he quedado con las ganas, sí he subido a montañas rusas. Y he gritado como no tienen una idea. Y he temblado más. Y he dejado casi sin circulación el brazo de la persona más cercana, porque de algo me tengo que agarrar. No lo disfruto, no siento la adrenalina correr por mis venas. Ni madres. Lo que siento es que se me sale el pobre corazón. Siento que me muero. Y no es bonito. También he entrado a casas del terror, es de-ses-pe-rante, totalmente desesperante. Es entrar y querer salir inmediatamente. Soy una nena, lo sé. Pero qué necesidad de estar sufriendo y, peor, pagar porque me hagan sufrir, no, gracias. Y claro, tampoco me gustan las películas de terror, aparte son malísimas, salvo contadas excepciones que ahora no me vienen a la mente.

El caso es que ayer hubo montaña rusa, hubo casa del terror y no me subí ni entré. Lo curioso es que la gente con la que voy se preocupa, y creen que por no subirme, me aburro. Pero no, afortunadamente ayer había otra clase de distracciones y diversiones, con las que pude entretenerme. No me aburrí, al contrario, el día estuvo excelente. Me dicen que me suba y que venza mi miedo, ¿qué necesidad de andar venciendo miedos? Yo así vivo feliz. Digo, no es como que no pueda vivir si no lo venzo. Sí, estoy en la etapa de negación. Quizá algún día trate de vencerlo, quizá. Por lo pronto, no me importa ser una nena.

Es sencillo: Si me subo, sufro. Si no me subo, no sufro. Y si no sufro, soy feliz. Entonces, abajito y afuera, me quedo.

viernes, 22 de octubre de 2010

La fila

Estaba en una fila, esperaba. Y mientras esperaba, escribía. Sin pretensiones, sólo escribía. Aquí mis pensamientos. Tiene formato de tuit, la costumbre, quizá.

*Ese hombre lleva la culpa en los ojos.

*Cuentan que esperaba. Así nomás, esperaba.

*Y mientras esperaba, las abejas. Alrededor. Ensimismadas. Como ellos, como ella.

*Pero ella los engañaba. Ella observaba, escuchaba, olía. Y escribía.

*Varias veces revisó su cuello. Las abejas. Mientras pasaba la mano, las miraba, como amenazando. En realidad, agradecía.

*Calló tanto que perdió la voz. Una noche la encontró, temerosa, juntito al corazón.

*Querían convertirse en uno, pero no podían: hacía mucho que ése corazón hablaba.

*Ya olvidé tu voz. A veces, recuerdo tu perfume.

*Nunca me ha importado esperar. Siempre hay gente que hace divertida una fila. O tediosa. Da igual, yo sólo observo y escribo.

*Escribo. Y pienso. Imagino. Vuelo. De repente, levanto la mirada y ahí está: El amor de mi vida.

*Y aún con eso en la mente, no dejo de escribir. Y no, no levanto la mirada.

*Una chica sueña, una mujer me observa, una pareja juega.

*Me pregunto si aquí podré escribir.

*Y de pronto lo recuerdo: el otoño. Como si tanto cielo gris y tanta nostalgia no lo gritaran, llegan las hojas.

*Y visten de café y marrón el pasto. Aquí no puedo tomar fotos.

*¿Sientes? Es el viento. Mi amante, el viento. Acariciándome. Llevándome con él.

*En algún momento, levanto la mirada. Y luego, él, yo, desvía, desvío. Otra vez. Él, yo, desvía, escribo.

*Las miradas siempre me quedan lejos.

*Y todo este tiempo, él.

*Un hombre llamó, avanzamos. No he comido. Ya no llegué a mi clase.

*El autobús que tengo enfrente y que está de lado. Lleno. Me hace recordar que me gusta leer en el parabrisas, el destino hacia dónde se dirigen.

*Necesito un teléfono con Internet.

*Saldo de la fila: Hombres guapos, 4. Muchachitas de voz chillante, 2. Parejas jugando con el iPhone, 1. Miradas encontradas y desviadas, 2. Policías que rieron conmigo, 1. Mujer desesperada y aburrida, 0. Mujer escribiendo, 1. Personas preguntándose qué tanto escribo, 0.

*Hay cielos por los que vale la pena levantar la mirada.

*Adentro: Casi tiro un cuadro, una niña juega "piedra, papel o tijera", y el sol, el sol desde aquí se ve hermoso. Ah, ya hablé.

*¡¿Toman foto?!

*Y pensar que me pude haber peinado.

*Las filas se hicieron para escribir.

*Ya no espero.

*En algún momento sentí nervios, luego coraje, al final alivio. Después regresó el hambre.

*Ya no escribo.

jueves, 14 de octubre de 2010

Sucedió.

"No tengo miedo, lo que tenga que ser,
que así sea."

Sucede que no concilio el sueño.
Sucede que mañana voy a llorar.
Sucede que el tiempo se agota.
Sucede que voy a extrañar.
Sucede que hago muchas cosas estúpidas.
Sucede que hoy me faltaron dos pesos.
Sucede que ayer te pensé.
Sucede que estoy celosa.
Sucede que no estoy pensando.
Sucede que tengo hambre.
Sucede que el reloj sigue avanzando.
Sucede que creo que te quiero.
Sucede que no es amor, es soledad.
Sucede que esta química me está matando.
Sucede que ya me voy.
Sucede que fueron seis años.
Sucede que no conozco esa canción.
Sucede que debo dormir.
Sucede que te necesito tanto.
Sucede que me voy a arrepentir.
Sucede que hoy encontré paz.
Sucede que no es cierto que doy menos.
Sucede que al principio, sí.
Sucede que te soñé.
Sucede que no te espero.
Sucede que tengo la esperanza de encontrarte.
Sucede que nunca es suficiente.
Sucede que él no es.
Sucede que soy una romántica.
Sucede que soy muy práctica.
Sucede que me voy a quedar con la duda.
Sucede que no sé cuánto tiempo llevo aquí.
Sucede que no quiero saber.
Sucede que no quiero dormir.
Sucede que no entiendo.
Sucede que no quiero hacer ruido.
Sucede que niego más de lo que afirmo.
Sucede que ya es hora.
Sucede que no tengo fuerza de voluntad.
Sucede que soy más vulnerable de lo que pensé.
Sucede que aún no me gusta cocinar.
Sucede que sí tengo miedo.