sábado, 3 de septiembre de 2011

Comala

Aún puedo verme sentada en esa hamaca, respirando el aire fresco de Comala.

Fue la misma tarde en la que te empeñaste en salir a buscarla porque te había dicho nos hacía falta en el porche. No acababa de decir porche cuando ya te estabas burlando de mis palabras de norteña. Musité un ash y miré al cielo, te dije que iba a llover. Me diste un beso en la nariz y dijiste, llueva o truene, hoy tienes tu hamaca. Diste la vuelta y te fuiste silbando, te miré sonriendo hasta que te me perdiste entre los árboles.

Pues sí, terco, regresaste empapado. Yo seguía esperándote en el mismo lugar con mi cara de te lo dije, tú me miraste con tus ojos de sí, tú siempre tienes la razón mientras alzabas una bolsa de plástico en la que se alcanzaban a ver hilos de varios colores: Mi hamaca. La colocaste casi al ritmo de la lluvia, la estrenamos mientras escampaba.

Decidimos salir a caminar, hacía una noche fresca; tanto, que aún siento ese airecito en mi cara. Fuimos por un helado, te divertía verme golpeándome un brazo y luego otro para espantar a los mosquitos. Es que eres de sangre dulce, trompuda, decías mientras me besabas y me tomabas de la cintura.

Sí, aún puedo ver, también, tu sonrisa amplia y tus ojos oscuros tan claros. Eres transparente, te dije. Soy tu reflejo, me respondiste. Siento más. Siento tus dedos jugando entre los míos, esa curiosa forma en que los entrelazabas y jugabas con ellos. Era magia no sentir pasar las horas, es magia sentir hoy todo lo que dijimos y todo lo que callamos. Cómo te guardaba secretos y cómo los ibas descubriendo. Aún siento tu piel en mi piel y tu ser en mi ser. Entonces nos adueñábamos de la noche.

Vienen a mí las mañanas cubiertas de niebla. Adoraba despertar y acercarme a la ventana. Adoraba respirar. Pero adoraba más tus brazos rodeándome por la espalda, besando mi cuello y respirando junto a mí. Sabías lo mucho que amaba mi cielo gris y lo disfrutabas conmigo. ¿Café? Preguntabas mientras te perdías en mi pelo.

Recuerdo tanto a Comala que es como si alguna vez hubiera estado ahí. Recuerdo tanto tu presencia que es como si alguna vez hubieras estado conmigo. Quizás es sólo que ya tengo una historia más para contarnos.



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