viernes, 25 de febrero de 2011

Hace una semana

Hace una semana estuvimos juntos.

Y tomándome de la mano me contaba de la abuela, que si tenía la costumbre de hablar con las flores, que a veces él también lo hacía. Y me veía las manos, y tocaba las líneas como queriendo encontrarse en ellas. Y me pedía mirar las estrellas mientras me rodeaba con sus brazos y, de a poquito, canturreaba algo. Y me contaba del día aquel que me escribió una canción, que al final no le gustó, por eso nunca supe de ella. Habló del miedo que tenía a equivocarse, que sabía conmigo no, que sus ojos nunca se equivocan.

Y me abrazaba.

Y entonces recordaba el día que caminé por horas para demostrarle que no necesitaba un auto, y terminé agotada, y empapada, porque ese día llovía. Y me dijo "tontita", y "exagerada", y "hermosa". Y cuando sonreía sus ojos parecían ventanas abiertas, y pude ver el cielo. Y de repente una sonrisa traviesa, se quitaba los anteojos, me separaba de él y empezábamos a girar bailando. Y reíamos. Y de pronto nos dábamos cuenta que todos se habían ido, que sólo eramos él y yo, y la luna, y la noche, y el frío. Y me aferraba a él. Y decía que no me soltaría nunca, que encajaba perfecto en sus brazos, que encajaba perfecto en sus labios. Fue cuando dijo que nosotros, que siempre, que ojalá la tierra dejara de girar, que todo se detuviera, que yo ya estaba en él.

Hace una semana... que ya no vivo.

jueves, 17 de febrero de 2011

Si me hubiera quedado contigo

A veces me pregunto que sería yo si me hubiera quedado contigo.

Sería ya, sin duda, tu esposa. Una mujer trabajadora, ama de casa, esposa y amante. Una mujer discreta, reservada, la misma frente a ti y frente a los demás.

Me levantaría temprano, antes que tú. Te despertaría e iríamos al gimnasio, dos horas seguramente. Regresaríamos a prisa, te prepararía el desayuno, tomarías café influenciado por mí. Saldríamos corriendo hacia la oficina, iría vestida con una falda negra a la rodilla, una blusa blanca y saco a juego con la falda. Zapatos altos, de diseño reciente. La bolsa a juego con los zapatos. Perfectamente pintada y peinada. Todo a tu gusto. Llevaría una sonrisa enorme en la cara, porque lo tendría todo. Y a ti.

Me esforzaría porque estuvieras contento, no te haría enojar. No te hablaría durante el día para no molestarte en horas de trabajo, conocería tu carácter a la perfección. Esperaría para que puntualmente, a la hora de la comida, tú me hablaras preguntando como está mi día. Colgaríamos el teléfono con un "Te vas con cuidado, nos vemos en la noche, amor. Te amo".

LLegaría a casa a preparar la cena. Seguiría con mis zapatos altos, me arreglaría un poco para que al llegar encontraras a tu mujer perfecta. Comeríamos salmón y ensalada. Te escucharía contarme de tu día, te contaría un poco del mío. Saldrías a regar las plantas mientras yo lavo los trastes. Entrarías a la cocina y haríamos el amor ahí para romper con la rutina, seríamos un matrimonio que le gusta sorprenderse.

Veríamos televisión. Deportes, claro. Después las noticias, te gustaría estar siempre informado. Te daría un masaje en la espalda, leería un poco mientras ves televisión...

... si me hubiera quedado contigo.

Si siguiera a tu lado no me detendría a mirar al cielo mientras camino. No amaría a un árbol, o a dos. No habría aprendido a escuchar al mar. No disfrutaría mi silencio. No bailaría sola en mi habitación. No tendría noches sin luz y con música. No permanecería quieta, observando. No le sonreiría al viento mientras juega con mi cabello. No cerraría los ojos al estar rodeada de gente para sentirme viva. No sería.

Si me hubiera quedado contigo, esta noche no estaría escribiendo.


miércoles, 9 de febrero de 2011

—No me mires.
(la mira)

—No te acerques.
(se acerca)

—No me toques.
(la toca)

—No juegues con mi cabello.
(enreda los dedos entre su cabello)

—No me pierdas entre tus brazos.
(la atrapa entre sus brazos)

—No roces mis hombros con tus labios.
(roza sus hombros con los labios)

—No me beses el cuello.
(besa su cuello)

No me hagas temblar.
(la estremece)

No ahogues mis palabras con tus besos.
(la besa)

—No te quiero.
(lo ama)

—No pretendo abandonarme en ti.
(lo hizo, desde la primera mirada)



martes, 8 de febrero de 2011

Pijama de cuadros

Sucede que no hay cosa más placentera que mi pijama de cuadros. En serio, es cómoda, amplia, bonita y, claro, mía.

Hoy, a mi pijama, se le ocurrió despertar temprano. Ocho de la mañana. Se levantó de la cama, tomó una cobija y se dirigió al sillón. Recostada, dio los besos que debía dar y se levantó. Café, café, café. Cobija enredada y café en mano eligió una película. De amor, por supuesto. Esta pijama es una enamorada.

Dos horas de drama y sonrisas tontas frente al televisor después, mi pijama seguía encantada. Pero era ya hora de comer algo. Pan, queso, jugo de naranja. Aún en cama y revista en mano, mi pijama seguía divertida. Más café. Pero faltaba algo: Música. Tan pronto se escuchó "A town called malice" sus cuadritos empezaron a moverse, a sacudir el cabello y a brincar por toda la habitación. Debieron verla, créanme, esos cuadritos tienen vida.

Feliz, mi pijama se sentó a escribir. Ahora escribe. Y quiere detener el tiempo. Y quiere seguir en mí. Pero son casi las tres de la tarde y debo jugar a la mujer adulta que cumple con sus responsabilidades. Ay, ese juego.

Es hora de guardarla, salir a la calle y sonreír en silencio mientras recuerdo a mi pijama bailando sola en la habitación.


viernes, 4 de febrero de 2011

Frío

¿Alguna vez han renunciado a algo porque es lo mejor? Yo sí. Y me arrepiento.

No sé de dónde diablos saqué la idea de que eso era lo mejor. No, sí sé. Pensé en él, en lo que podría ser mejor para él. Ni siquiera se lo consulté. Yo decidí que yo no era para él, que él merecía... otra cosa. ¿Qué exactamente? No lo sé, pero al menos yo no. Un hombre tan maravilloso como él no podía quedarse conmigo. Sí, bienvenido, autosabotaje.

Y fue cuestión de una noche. Una noche pudo hacer la diferencia. Una noche en la que dije "no". Una noche en la que mirándome fijamente dijo "está bien". Y claro, se marchó. ¿Qué otra cosa haría? Pero entonces hay noches
—como esta— en las que su idea no deja de rondarme la cabeza. Noches en las que verlo, hablarle y tocarlo me hacen pensar: "Qué demonios estaba pensando". Estaba pensando en él. Grandiosa idea la mía.

El problema ahora es que quiero retractarme. Sí, quiero decir sí. Quiero estar cerca de él, con él, en él. Exacto, demasiado tarde. ¿Acaso pensaba yo que la vida era un dulce? Já. Otra vez se burla de mí, en mi cara. Se divierte. Y me mira aquí sentada, con frío, sin él. Otra vez.

Y es que, al final, es nada. Es sólo un pretexto para escribir, sólo una distracción de mis clases, sólo ganas de sentirme amada.

Es, sólo frío. ¿Qué más?