sábado, 28 de enero de 2012

Hoy es la ocasión

Shhhhh.

No hagas ruido, mira que vas a descubrir que te estoy escribiendo. Vas a descubrir a mis manos haciendo este movimiento gracioso para que no las veas; vas a escuchar a mis ojos que se asoman traviesos como escondiendo un gran secreto. Vas a sentir a mi corazón que se ha hecho pequeñito de la emoción; vas a ver como mis latidos golpean mi pecho y, por un agujerito que logran hacer, corren y saltan a tus pies. Suben apresurados y, reconociendo a donde pertenecen, llegan a casa.

¿Que por qué no quiero que me descubras? Es que adoro que no sepas, sí sepas, cuando te estoy pensando. O cuando te preparo una sorpresa. O cuando cuento los minutos y las palabras para ver, una vez más, tu clara y amplia sonrisa.

Tu sonrisa.

Viste, dejé un renglón para ella sola, es que no cabe. ¿La has visto? Sí, sí la has visto, tiene el mismo color de mis ojos, brilla. Y brinca. Como mis dedos en el teclado que se deshacen por escribir de una buena vez todo el bien que me haces. Es que hoy, como antes, es la ocasión.

Hoy es la ocasión de ser fiesta en tus ojos, una fiesta sorpresa con gorritos y pastel. Una fiesta con letritas amontonadas, apretujadas, libres; unas letritas fiesta que quieren abrazarte y decirte cuán contentas están por este nuevo comienzo. Por este nuevo año, este nuevo dragón, este nuevo tú.

Y como todo es nuevo, como desde antes, es la ocasión de hablar de tu corazón. Cálido, hermoso, noble. Infinito. Hoy es la ocasión de hablar del corazón más grande del mundo, de ese corazón feliz que sabe hacer de volar. Hoy es la ocasión de hablar sin cesar de tus ojos, de lo que provocan tus ojos. Sí, hoy también debemos hablar de esperanza.

De esperanza y color. De orillas naranjas y canciones infinitas. De ventanas abiertas que sólo miran hacia las flores y hacia el cielo naranja. Hoy también vengo y digo de las gomitas de naranja y de las más sorpresas que la vida disfruta dar, del vaso medio vacío que un día llenaste. Hoy regreso el tiempo y te sigo admirando. Como para siempre. Hoy es la ocasión de agradecer por estar de nuevo aquí.

Hoy es la ocasión de hablar de tu luz. De subirla a la noche, dibujar estrellas con ella y formar constelaciones que sólo tú puedas ver, que sólo tú puedas soñar. Hoy es la ocasión de cerrar los ojos, apretarlos y a la cuenta de tres abrirlos grande grande, abrazarte y dejar que mi piel te deseé sueños cumplidos. Que yo, enterita, deseé que nunca nunca dejes de soñar.

Hoy debo decir que soy feliz, soy naranja, porque me haces la vida bien bonita. Que estoy contenta, que estoy feliz, por viajar en este tren al sur. Hoy tomo tu cara entre mis manos mientras me pierdo en tus ojos y en silencio te digo:

Feliz cumpleaños, amor.





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