miércoles, 2 de marzo de 2011

Pero quién quiere despertar

Amanecía, azul añil claro, habían pasado la noche hablando, no conociéndose, sólo hablando. De la nueva ciudad, limpia, respetuosa, de la aventura. De su encuentro casual, de su adoración por el mar, por las letras. Hablaban de la shuvia, y de la frutisha. Hablaban y, a ratos, tarareaban las canciones que provenían de algún radio cercano: "Por eso voy a dejarte libre, para que el amor se vuelva más grande... bendito tu corazón". Se podía escuchar ya el ruido de los camiones, como si anunciaran que el día había comenzado, como diciendo que había que despertar ya.

Pero quién quería despertar.

Se acercaron a la ventana, todavía estaba la luz artificial en las lámparas de la calle. Reían y veían divertidos a una mujer que barría corcholatas y musitaba majaderías a los chicos que habían despedido el martes con cerveza. Salieron al balcón tomados de la mano, en silencio. Dejaron que el aire fresquecito del tierno miércoles los acariciara y les dijera que aún vivían. Fue entonces cuando un sol chiquito se asomó. Fue entonces cuando por su mente cruzó la idea de despertar, de ya no soñar, de alejarse, de seguir su camino y esperar a que el destino los volviera a cruzar por alguna calle de Buenos Aires...

... pero quién quería despertar.



Para Alejandro.

2 comentarios:

  1. esa poesia de donde es sacada? se ve muy linda.. estoy viviendo en Recoleta y me gustaria una recomendacion de poesia para comprarme..

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  2. ¡Poesía! Linda, gracias por eso. Sólo sé que es en Buenos Aires. Jamás he estado ahí, pero era madrugada y alguien me contaba su amanecer. Yo sólo vine aquí y lo escribí. :)

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