Se busca mente. De contadora. La última vez se le vio en un escritorio, entre bonches enormes de papeles y analizando estados financieros. Horas antes había estado leyendo las modificaciones a la Ley del Impuesto sobre la Renta. Para personas morales. Esta noche debería estar en un examen, pero no se le ha visto pasar ni por casualidad. Pensamos que quizá puede haberse escondido entre una pluma roja y una calculadora. Pero no.
Se le buscó en un libro de auditoría, creímos verla pero desapareció. La escurridiza. Testigos oculares afirman que estuvo asomándose en un libro de Cortázar. La atrevida. Se veía muy graciosa de puntitas, con ojitos inquietantes. Otros dicen haberla visto leyendo poesía de Rosina Conde y de Eduardo Galeano. Tenía un semblante muy serio y parecía perdida, inmersa. Hubo quien se atrevió a decir que la vio sobre una hoja en blanco, acompañada de una pluma fuente. Que ambas sonreían. Las parlanchinas.
Si usted la ha visto, deténgala. Háblele y convénzala de que esto no es un sueño. Repítaselo cuántas veces sea necesario. Cuidado, tratará de persuadirlo. Es más, le darán ganas de soñar. Por ningún motivo la mire a los ojos. Pídale que le hable de contabilidad, usted responda y dé su opinión acerca de la ley del IETU. Invente, si es necesario. Pero hágala hablar: si ella calla y alza la vista al cielo, la podemos perder.
Y, recuerde, en todo momento, pellízquela: El dolor siempre la hace regresar.
Se le buscó en un libro de auditoría, creímos verla pero desapareció. La escurridiza. Testigos oculares afirman que estuvo asomándose en un libro de Cortázar. La atrevida. Se veía muy graciosa de puntitas, con ojitos inquietantes. Otros dicen haberla visto leyendo poesía de Rosina Conde y de Eduardo Galeano. Tenía un semblante muy serio y parecía perdida, inmersa. Hubo quien se atrevió a decir que la vio sobre una hoja en blanco, acompañada de una pluma fuente. Que ambas sonreían. Las parlanchinas.
Si usted la ha visto, deténgala. Háblele y convénzala de que esto no es un sueño. Repítaselo cuántas veces sea necesario. Cuidado, tratará de persuadirlo. Es más, le darán ganas de soñar. Por ningún motivo la mire a los ojos. Pídale que le hable de contabilidad, usted responda y dé su opinión acerca de la ley del IETU. Invente, si es necesario. Pero hágala hablar: si ella calla y alza la vista al cielo, la podemos perder.
Y, recuerde, en todo momento, pellízquela: El dolor siempre la hace regresar.
Qué buen texto!
ResponderEliminarHacia tiempo que no la veía, pero ha vuelto.
ResponderEliminarHa vuelto a dejar huellas de flor en su Libreta Roja.
¡Gracias! :)
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