"Please don't wake me, no
don't shake meleave me where I am
I'm only sleeping."
Pocas cosas tan placenteras como cinco minutos más de sueño. Ah, ésa sensación.
Sucede que cada mañana exprimo, hasta el final, los dichosos cinco minutos. Me despierta una melodía bastante ruidosa para mi gusto por las mañanas silenciosas, pero lo suficiente para lograr despertar, estirar la mano, apagar la alarma y decirme con total compasión: Cinco minutos más.
Me hablo con tal cariño y con tal benevolencia, que me convenzo. Con frecuencia se convierten en quince, veinte, treinta y... ¡córrele! Pero cada segundo los vale.
Claro, nadie me entiende. No pueden entender el placer que encuentro en permanecer un momento más abrazada a mi almohada, enredada en mis sábanas, jugando a que no me importa que el mundo se acabe. No saben, en lo absoluto, como disfruto, saboreo, vivo, mis sagrados cinco minutos más de sueño.
Vengo y digo, ¿qué tan difícil es entender que sólo estoy durmiendo?
Sucede que cada mañana exprimo, hasta el final, los dichosos cinco minutos. Me despierta una melodía bastante ruidosa para mi gusto por las mañanas silenciosas, pero lo suficiente para lograr despertar, estirar la mano, apagar la alarma y decirme con total compasión: Cinco minutos más.
Me hablo con tal cariño y con tal benevolencia, que me convenzo. Con frecuencia se convierten en quince, veinte, treinta y... ¡córrele! Pero cada segundo los vale.
Claro, nadie me entiende. No pueden entender el placer que encuentro en permanecer un momento más abrazada a mi almohada, enredada en mis sábanas, jugando a que no me importa que el mundo se acabe. No saben, en lo absoluto, como disfruto, saboreo, vivo, mis sagrados cinco minutos más de sueño.
Vengo y digo, ¿qué tan difícil es entender que sólo estoy durmiendo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario